Joaquín
López Antay:
el artista del retablo
En 1981,
un sábado 28 de mayo , las campanas de la iglesia San Agustín anunciaban la
muerte de Joaquín López Antay, el creador del nuevo retablo ayacuchano. Don
Joaquín fue el primer artesano en ser reconocido como artista por el gobierno
siendo su obra nuestra herencia cultural.
La última década del siglo XIX vio nacer al imaginero, el 21 de agosto de 1897. De joven aprendió en el taller de su abuela Manuela los secretos del retablo y el cajón de San Marcos; este último era una caja de dos niveles mágico-religioso que contenía las imágenes de 5 santos y una escena costumbrista que incluía a sus dioses protectores bajo la forma del cóndor y el zorro.
A los quince años mostró singular habilidad y tesón al elaborar piezas tradicionales y luego con aportes indigenistas creó el nuevo Retablo Ayacuchano, pieza de arte con identidad nacional.
Su deceso conmovió a muchos artistas y políticos que admiraron al artista ayacuchano, un genial autodidacta. “Quiero que mis restos descansen en paz en mi tierra” fueron sus palabras premonitorias que advertían a su hijo Mardonio su pronta partida. Su legado es nuestra herencia cultural.
El
gobierno lo distinguió en 1975 con el
Premio Nacional de Cultura.
Las lecciones del maestro
Con su trabajo, Joaquín López Antay rescata y revalora el imaginario popular. Su amistad con importantes personajes como José Sabogal, Alicia Bustamante y José María Arguedas contribuyeron significativamente en su obra. Arguedas le decía: “Tú eres gran artista Don Joaquín, gran artista”.
Con su trabajo, Joaquín López Antay rescata y revalora el imaginario popular. Su amistad con importantes personajes como José Sabogal, Alicia Bustamante y José María Arguedas contribuyeron significativamente en su obra. Arguedas le decía: “Tú eres gran artista Don Joaquín, gran artista”.
Su primera exposición sería en la galería Pancho Fierro en la plazuela de San Agustín. Su pasión lo llevó a coleccionar distinciones que no mellaron su sencillez como creador y maestro.
Jesús Urbano Rojas, uno de sus discípulos, recordaba sus palabras.“No hagas tus imágenes a montones, como si fueras panadero”. También le decía “Jesús, nunca vas a hacer horno para producir cantidad sino calidad”, palabras que fortalecieron al novel aprendiz.
Retablo Ayacuchano
Los antecedentes de los retablos en el Perú se remontan a la presencia española en América. El retablo ayacuchano se ubica en la década del cuarenta; cuando se estableció la amistad entre Joaquín López Antay y un grupo importante de intelectuales indigenistas. Este grupo presidido por José Sabogal le sugirieron al imaginero que introdujera escenas costumbristas regionales en sus retablos.
Los antecedentes de los retablos en el Perú se remontan a la presencia española en América. El retablo ayacuchano se ubica en la década del cuarenta; cuando se estableció la amistad entre Joaquín López Antay y un grupo importante de intelectuales indigenistas. Este grupo presidido por José Sabogal le sugirieron al imaginero que introdujera escenas costumbristas regionales en sus retablos.
En una entrevista a su hijo Ignacio López publicada en nuestro diario el 26 de mayo de 1991 comentó: “…por sugerencia de ellos mi padre introduce nuevos motivos costumbristas, tomando el Cajón de San Marcos el nombre de Retablo. Ya no se representaba solamente al patrón y al gamonal, sino que se introdujeron fiestas patronales, folclore y temas sociales…”
Su participación en el arte peruano significó el reconocimiento a los artesanos. A partir de él los artesanos y artistas no pugnarían la creatividad. Su nuevo retablo ayacuchano es analizado desde diferentes puntos de vista: artístico, antropológico y etnográfico.
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