miércoles, septiembre 19, 2012

47% ...

EL  47% ...

Ya se le conoce como “el discurso del 47%”. Uno de esos momentos que marcan un antes y un después en una campaña electoral. En este caso, un error tan grave que puede liquidar las últimas opciones de Mitt Romney de ser presidente de Estados Unidos. Su declaración sobre ese 47% de la población norteamericana que, según él, vive del Estado porque no sirve para otra cosa y a los que no va a prestar atención porque siempre votarán por Barack Obama, es la forma perfecta de ahuyentar votantes, muchos de ellos republicanos.

Lo del 47% lo dijo Romney en una cena de recolección de fondos en Boca Ratón (Florida): “Hay un 47% que está con él, que es dependiente del Estado, que se sienten víctimas, que creen que el Estado tiene la responsabilidad de cuidar de ellos. Mi trabajo no es preocuparme de esa gente. Nunca los voy a convencer de que tienen que asumir sus propias responsabilidades. Lo que yo tengo que hacer es convencer al 5% o al 10% que están en el centro y que son independientes”.

Inmediatamente después de que el vídeo de ese discurso fuera publicado en la página en Internet de la revista de izquierdas Mother Jones, Romney convocó una conferencia de prensa para tratar, sin éxito, de contener la hemorragia que era fácil pronosticar. Dijo que eran palabras dichas “a la ligera” y “no muy elegantemente presentadas”.

Es mucho peor que eso. Apuntar a la mitad del país como una panda de perdedores y aprovechados que no merecen atención es la forma más grosera de dividir a una nación que se ha visto desde hace tiempo en una campaña electoral. Para su contrincante, la reacción no podía ser más sencilla. “El presidente cree que en el esfuerzo por la prosperidad debemos estar todos juntos”, declaró el martes el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney.

Romney alude, además, a un 47% entre el que se encuentran muchos de sus potenciales votantes. Entre esos que Romney dice que no son capaces de asumir sus propias responsabilidades se encuentran veteranos o heridos de guerra que cobran pensiones y ayudas, jubilados, que reciben beneficios sanitarios, brillantes estudiantes de clases medidas, a los que el Estado respalda con becas y créditos, incluso empresarios y jóvenes emprendedores, que reciben reducciones fiscales y otro tipo de compensaciones para sacar adelante sus negocios. Por no mencionar a las millones de personas que, por distintas razones, precisan de la ayuda del Estado para comer.

La preocupación principal de la campaña de Romney parecía ser ayer la de ¿por qué ha salido ahora este vídeo?, algo a lo que Mother Jones se niega a responder. Pero la pregunta principal debería de ser la de ¿por qué Romney lo dijo? La respuesta apunta, necesariamente, a un candidato en pleno esfuerzo por ganarse la confianza de un partido que identifica el nuevo conservadurismo con un individualismo cruel en el que no se deja ningún espacio a la solidaridad o labor colectiva. El tipo de ideología, alejado del conservadurismo compasivo de Ronald Reagan o los Bush, que representa mejor que nadie su compañero de candidatura, Paul Ryan.
Este vídeo deja más patentemente que nunca en evidencia al Romney que dice lo que su audiencia quiere oír. Sólo así se explica por qué, en ese mismo acto, celebrado en un lugar donde se concentra el grueso de la población judía de Florida, Romney afirmara que “los palestinos no quieren la paz” y que él, como presidente, no seguiría presionando a Israel a negociar con sus vecinos.

Y para acabar sacando a la luz todas sus limitaciones, Romney exhibió, también en el mismo discurso, su falta de sensibilidad con los votantes hispanos. En una prueba de su pésimo sentido del humor, el candidato republicano recordó que su padre había nacido en México —a donde la familia mormona se había trasladado huyendo de las leyes norteamericanas contra la poligamia— y añadió que, si él también hubiera nacido allí, tendría más posibilidades en estas elecciones.

Este cúmulo de desatinos en una misma intervención hablan, como mínimo, de un candidato imprudente y una campaña electoral pésimamente conducida. Pero, como reconocen incluso varios columnistas conservadores, seguramente es mucho peor que eso. Sus palabras son, probablemente, las de un hombre que, definitivamente, vive separado del país real. No es que no haya otros norteamericanos que se quejen de la rémora que suponen sus compatriotas subvencionados, pero suelen ser norteamericanos ricos mientras paladean un martini en su club de golf.

La derecha se distancia también del comentario del 47% de Romney

Romney dijo en un acto de recaudación de fondos en Florida, en mayo: “Hay un 47% de votantes que respaldarán al presidente, pase lo que pase. Están con él, dependen del Gobierno, piensan que son víctimas y además creen que el Gobierno tiene la responsabilidad de cuidar de ellos”. Y añadió: “Mi trabajo no es preocuparme por esta gente. Nunca les voy a convencer de que deberían asumir sus responsabilidades y ocuparse de sus vidas”. El vídeo, grabado en secreto, fue difundido esta semana. Esas frases han provocado la euforia entre los demócratas, y la indignación en el Partido Republicano.

Quien más claramente ha expresado el enfado conservador ha sido el diario The Wall Street Journal, que en sus editoriales ha defendido apasionadamente la candidatura de Romney. “Seguramente, un hombre tan inteligente como el exconsejero delegado de Bain Capital puede dar un discurso sobre impuestos y dependencia del gobierno mucho mejor que el que pronunció en ese acto de recaudación de fondos. Y si no puede, perderá, y se lo habrá merecido”, dijo ese diario en su edición de hoy.
Hay quienes atribuyen los grandes traspiés de la campaña de Romney a su estratega jefe, Stuart Stevens. El martes, Peggy Noonan, respetada comentarista conservadora y asesora del fallecido presidente Ronald Reagan, lo expresó en duros términos. “Es hora de admitir que la campaña de Romney es incompetente. No es grande, no es valiente, no se empeña con esmero en los grandes asuntos. Siempre ha sido demasiado pequeña para el momento actual”, escribió en su blog, afiliado a The Wall Street Journal. “Mitt Romney no es una marioneta. Él decide a quién quiere escuchar. Se necesita una intervención. Mitt, esto no funciona”.

Incluso Bill Kristol, fundador de la revista conservadora The Weekly Standard, criticó el discurso de Romney por “arrogante y estúpido”. “Cabe recordar que una buena parte del 47% que no paga impuestos sobre la renta son partidarios de Romney), especialmente los ancianos (que pueden creer que merecen seguro médico público, algo con lo que Romney está de acuerdo) además de norteamericanos de ingresos bajos (incluidos los hombres y mujeres del ejército) creen que las políticas conservadoras son mejores para el país aun cuando no recibirían una rebaja de impuestos con el plan de Romney. Así que parece que Romney desprecia no sólo a los demócratas que se le oponen, sino a decenas de millones de personas que quieren votar por él”, escribió.

El senador Scott Brown, que aspira a la reelección en Massachusetts, un Estado demócrata, fue el primer político republicano en distanciarse de Romney. “Yo no veo así el mundo. yo crecí en circunstancias difíciles, y sé que recibir ayuda pública no es algo que cualquiera haga voluntariamente”, dijo en un comunicado enviado al diario The Boston Globe el martes. La candidata conservadora al Senado por Connecticut, Linda McMahon, hizo lo mismo. “Sé que la gran mayoría de personas que reciben ayuda del gobierno no están en esa situación porque quieran”, escribió en otro comunicado.

Ni siquiera el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, que dio el discurso de apertura de la Convención Republicana en Tampa, ha salido en defensa de Romney. “Yo soy el gobernador de todos los ciudadanos de mi Estado. No sólo de los que votaron por mí, sino el gobernador de todos los ciudadanos de nuestro Estado”, dijo en un mitin el martes, sin mencionar directamente a Romney. Además de aquellos que se han distanciado públicamente del candidato, el Partido Republicano guarda un escrupuloso silencio sobre el discurso, ante el temor de que el tropezón de Romney acabe haciendo caer también a los legisladores conservadores que aspiran a la reelección en noviembre.
www.elpais.com
http://youtu.be/Ge03Sys8SdA



http://youtu.be/rBj0joyCeag

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