JULIO SANCHEZ TONOHUYE
A mi Promoción, la Promoción 80.
Quería a través de este medio saludarlos y agradecerles por los mensajes enviados haciendo mención a la designación de mi persona en la II Premiación al Docente San Fernandino "Carlos Lanfranco La Hoz". Los que, como yo, fuimos alumnos del Dr. Lanfranco sentirán alguna emoción especial al tan sólo recordar su nombre. Pues, imagínense ahora lo que siento al recibir una mención que lleva su nombre.
Cuando éramos estudiantes no existía un reconocimiento así, formal. De hecho hicimos reconocimiento moral a Profesores como Batillana, Lanfranco, Armida Quiñónez, Domínguez, Cheesman, etc.
Desde hace unos 3 a 4 años, se venía entregando un Reconocimiento a los Profesores en el CEM y desde hace un año con la denominación Premiación al Docente San Fernandino "Carlos Lanfranco La Hoz", por el propio CEM, pero entregado bajo ceremonia en el Paraninfo de la Facultad de Medicina y en el marco de la celebración de la Semana de la Medicina Peruana.
En este Premio, los propios alumnos eligen al profesor. Percibo que lo hacen también para hacernos sentir que somos importantes para ellos y que nos quieren para San Fernando. Ellos con este Premio nos hacen sentir orgullo y sobretodo más aprecio por ellos. Me enorgullece que mi familia sepa de ésto, sobretodo Mili, mi amada esposa y Álvaro y Andrea, mis hermosos hijos -testigos de todo- pues es cuando comprenden mejor aún cada amanecida para una mejor clase o voz ronca de una jornada laboriosa. Y también mis padres y familia que me vieron como alumno y ahora como docente.
También debo agradecer y ojalá a través de estas líneas engrandecer a la Dra. Zoila Armida Quiñones Guzmán, quién me inculcó e inició en la labor docente, en el año 1991 -novato Residente de Pediatría- dándome la confianza de dirigir -o mejor dicho conversar con los ingresantes alumnos de Medicina Humana- en los cursos de Química Médica y Fisicoquímica (ahora Biofísica Médica).
Recuerdo el estrés de mis primeras reuniones. En esa época hacía un promedio de 7 a 8 guardias, además de recibir los cursos respectivos de la especialidad y me daba tiempo para preparar las calses (seminarios) y la reunión con los alumnos de por lo menos 2 a 3 grupos. Siempre la base de los cursos ha sido el conocimiento del nivel físico (campos magnéticos y subpartículas) pero siempre ligado y relacionado al nivel químico, biológico y social. La Dra. se adelantó a la época -como suele decirse- proyectándose y sembrando en nuestra Universidad cursos mejor enfocados con la carrera médica. Para todos nosotros es común ahora ver tratados, o artículos científicos o exposiciones que tienen como punto de partida el nivel molecular (para entender éste es mejor conocer el nivel previo, el físico, el de las subpartículas, campos energéticos, partículas y átomos).
Pero más que ciencia, la Dra.Quiñones se ha caracterizado por ser una persona noble, humana, una tierna madre cuando en su oficina leíamos novedades científicas; recuerdo cuando nos servía el café o el té -ella misma- y las galletitas o el toffee o el chocolate, o "tomen mucha agua" y ella misma era la lectora, traduciendo el francés o el inglés. ¡Cómo convertía unas líneas en pura ciencia, filosofía y medicina!, pero también detectaba la basura sintiéndose ofendida por el atrevimiento de una supuesta publicación científica. Solía decir -y hasta ahora lo dice-: "¿Vale la pena seguir...?". Cuando le llevabas un artículo para lectura era la más feliz del mundo. De ella aprendí, aprendimos mucho. A ella mi RECONOCIMIENTO. Ahora está delicada de salud, batallando y dándonos más lecciones aún, Dios la proteja.
Entonces quiero decirles que la docencia te enseña, enseñas, te mantiene vivo académicamente y te genera mucha ganancia (no económica) cuando sientes el respeto y cariño de tus alumno(a)s. La docencia que haces es la continuación de otras, de la que ejercieron otras personas, nuestros Maestros y Maestras. La docencia le da vida a la Universidad y la puedes realizar en donde estés. No necesitas ser un docente formal de la Universidad, puedes ejercerla como un deber, una obligación moral, especialmente donde te formaste, con o sin contrato, tan sólo por ser médico, tan sólo por que fuiste alguna vez alumno ávido de conocimiento. Nuestra San Marcos como Universidad Pública sufre cada vez más los desaires hasta de gobiernos "nacionalistas", pero sigue siendo cuna de excelentes estudiantes y médicos. Nuestra Alma Mater necesita también de nosotros, para prestigiarla y reclamar por ella. Docentes deberíamos ser todos.
El año pasado también disfrutamos del Premio con Juan Pablo Murillo, y Hugo Cebreros...80 corazón, en San Fernando.
Esperando honrar a nuestra querida Promoción 80...¡Mil gracias una vez más por el afecto, los recuerdo a todo(a)s!
Julio C. Sánchez Tonohuye
cel. 999495052
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