TATA MADIBA
Nelson -
the name given to him on his first day at school by his teacher, Miss Mdingane.At the time it was customary to give African children English names, as a legacy of the colonial days in which the rulers could not often pronounce African names. No one knows why Miss Mdingane chose the name Nelson, although Mandela suggested in his autobiography that he was given the name Nelson after the British sea captain Lord Nelson.
Rolihlahla -
his birth name, given to him by his father. In his native language of Xhosa it means “pulling the branch of a tree”, but colloquially it means “troublemaker”.
Mandela -
his family surname
Madiba -
the name of the clan of which Mandela is a member. A clan name is much more important than a surname as it refers to the ancestor from which a person is descended. Madiba was the name of a Thembu chief who ruled in the Transkei in the 18th century. It is considered very polite to use someone’s clan name.
Tata -
in Xhosa, the language of the Madiba tribe, the word means “father”, but it is a term of endearment given to him by many South Africans regardless of their age.
Dalibhunga –
the name he was given aged 16, after undergoing Xhosa initiation. It means “creator or founder of the council”. The correct use of this name when greeting Mandela was “Aaah! Dalibhunga”.
viernes, diciembre 06, 2013
jueves, diciembre 05, 2013
MANDELA 46664
En total, pasó 27 años en la cárcel, donde a pesar que Pretoria se desgañitó para presentarlo como un terrorista peligroso, la comunidad internacional se había fijado en él y durante años se sucedieron los boicots a Sudáfrica y las manifestaciones contra las leyes racistas. El gran aliado del preso más famoso del mundo fue sin duda el mundo de la farándula, que la década de los 80 no dudó en montar conciertos multitudinarios con los artistas más famosos del momento para cantar por la libertad de Mandela. Es ahí cuando nace el icono, el símbolo de la paz.Pero aún hay más. El régimen delapartheid se siente acorralado a nivel internacional y en una jugada hábil, el presidente Frederick W. de Klerk coge a Mandela como el mejor aliado para ir desmontando el engranaje racista y preparando la transición democrática. Tras años de conversaciones en la cárcel de Robben Island, van preparando el camino casi en secreto, preparando a blancos y negros.
Mandela sale de la cárcel en 1990, a punto de cumplir los 68 años. A pesar de la edad, se siente con fuerzas para cuatro años después presentarse a las y ganar primeras elecciones democráticas y con sufragio universal (hasta entonces sólo votaba la minoría blanca e india). En sus cinco años de mandato, Sudáfrica evita caer en la violencia que muchos auguraban y Mandela se erige como el padre espiritual, el guía que reclama “perdón y reconciliación”. Predica con el ejemplo porque las casi tres décadas encarcelados no le han dejado ningún resentimiento personal e, incluso, entre rejas ha aprendido afrikáans, la lengua del régimen, y anima a los negros a querer este idioma como si fuera el propio.El Mandela presidente impulsa la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, que preside Tutu, que juzga los crímenes cometidos durante el brutal apartheid y amnistía a los que confiesan y se arrepientan. La voluntad es hacer tabla rasa, empezar una sociedad de cero pero, hoy se escuchan voces en Sudáfrica que cuestionan el fácil perdón a los verdugos.Con Mandela en la presidencia se aprueba la nueva Constitución y se empieza el duro trabajo de intentar adecentar la vida de millones de negros que malviven en chabolas sostenidos por trabajos más que precarios y sueldos tercermundistas, en comparación con los niveles de ingresos y de vida de los privilegiados blancos. Es tanta la tarea pendiente, que hoy el país sigue con una enorme brecha social que en la mayoría de los casos coincide con la racial, a pesar de que es cierto que en los últimos años empieza a despuntar una aún débil clase media negra.Dicen los que trataron con él en su presidencia que a Mandela no le interesó la política doméstica y que más que presidente fue un embajador, el mejor embajador de Sudáfrica.
Nacido en 1918 en Mvezo, una aldea rural no lejos del océano Índico, la muerte de su padre cuando él era apenas un niño obligó a su madre a enviarlo con unos parientes ricos a Qunu, la población por la que Mandela sentía devoción y en la que tras salir de la cárcel en 1990 se construyó una casa en la que pasó largas temporadas hasta que su deteriorada salud le aconsejó quedarse en su domicilio de Johanesburgo. En esta tierra con toda probabilidad será enterrado el viejo Madiba, como se le llama cariñosamente por su nombre en lengua xhosa, cuando terminen los funerales de Estado.Mandela llegó a la política casi por obligación. Ser negro le convertía directamente en un ciudadano de segunda y, aunque consiguió estudiar y licenciarse en Derecho, en seguida entró en contacto con grupos politizados contrarios a que los negros tuvieran que vivir al servicio de la casta blanca sin casi derechos. Su involucración fue a más y una vez ya instalado en Johannesburgo en la década de los 40 ya formaba parte de la ejecutiva del aún legal Congreso Nacional Africano (ANC, en sus siglas en inglés).El ANC es el gran partido negro que, en su batalla contra el régimen supremacista blanco, aboga por la lucha armada. De aquí que Mandela sea durante años considerado un terrorista no sólo por el apartheid sino para gran parte de la comunidad internacional. Tras dos juicios a finales de los 50 y principios de los 60, el activista es acusado y condenado por traición y terrorismo a cadena perpetua.Sin embargo, la presión internacional hace insostenible al Gobierno de Pretoria mantener la segregación. Cuando en 1990 el último presidente del apartheid lo liberó después de intensas negociaciones para consensuar una transición pacífica, Mandela habló de “perdón” y “reconciliación” despejando así los temores que en algunos sectores de los dominantes blancos había suscitado el posible fin de la segregación racial. El camino a la democracia se alejó de la violencia reinante en muchos países europeos y Sudáfrica empezó su reconstrucción para borrar las vergonzantes discriminaciones raciales, recomponer relaciones internacionales y atraer inversiones extranjeras.
En 1994, Sudáfrica celebró sus primeras elecciones realmente democráticas, con sufragio universal y el ANC de Mandela ganó con el 72% de los votos
viernes, noviembre 22, 2013
JOHN FITZGERALD KENNEDY
John Fitzgerald Kennedy
(Brookline, Massachusetts, 29 de mayo de 1917 – Dallas, Texas, 22 de noviembre de 1963)
trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos. Fue conocido como John F. Kennedy, Jack Kennedy por sus amigos y popularmente como JFK.
" No preguntes lo que tu país puede hacer por ti; pregunta lo que tú puedes hacer por tu país."
jueves, noviembre 21, 2013
VIVA KENNEDY
VIVA KENNEDY
El primer presidente que reconoció el poder de los hispanos |
“Estoy muy contenta de estar en el gran Estado de Texas...” Así comenzó su discurso Jackie Kennedy en la noche del 21 de noviembre de 1963. Acompañaba al presidente en un acto celebrado por una de las organizaciones hispanas de Houston (Texas). “Me siento muy feliz de estar hoy aquí, pero para que quede totalmente claro, invito a mi esposa a que diga unas palabras también”. John Fitzgerald Kennedy, apenas 15 horas antes de morir, se había convertido en el primer presidente estadounidense en reconocieron la importancia del voto hispano.Sus palabras, recibidas con un fuerte aplauso y gritos de ¡Viva Kennedy! eran un agradecimiento a la campaña que hicieron a su favor los mexicanos desde Texas hasta California, contribuyendo a su victoria en 1960. Entonces, Kennedy perdió el respaldo de los electores blancos de Texas por 150.000 votos. El 85% de los texanos de origen mexicano, cerca de 200.000, compensaron esa pérdida ayudando a que el candidato demócrata venciera en un Estado clave para llegar a la Casa Blanca.Kennedy también venció en Nuevo México, California, Arizona e Illinois, pero tardaría tres años en reconocer la influencia de los votantes hispanos y el trabajo de numerosas organizaciones locales que, bajo mismo lema que escuchó la última noche de su vida, Viva Kennedy, recabaron votos para su campaña.La mayoría de esas asociaciones pertenecían a LULAC, La Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos, que apenas un mes antes de la visita del presidente demócrata ni siquiera se atrevía a soñar con su presencia en aquella ceremonia. Pero allí estuvo Kennedy y allí, rodeado por un grupo de mariachis, ofreció un breve discurso en el que habló de América Latina como un aliado para la paz y la prosperidad en el hemisferio.Los historiadores han bautizado aquella aparición como la primera ocasión en que un presidente de EE UU celebra el poder y la influencia del voto hispano en las elecciones. Desde 1960 hasta 2012, el grupo de población -y de votantes- de mayor crecimiento demográfico de las últimas décadas ha demostrado que su palabra puede decidir quién es el próximo inquilino de la Casa Blanca.Kennedy logró el 85% del voto mexicano-americano. Cuatro décadas después, un republicano de Texas, George W. Bush, sería el último candidato de su partido en llegar a la presidencia con un amplio respaldo de los hispanos, el 40%. Ese porcentaje ha sido marcado ya como la cifra mágica que deberá superar cualquier republicano para regresar a Washington. Obama lo ha puesto aún más difícil: su reelección se debe, en buena parte, al 70% de los hispanos que le dieron su voto.El respaldo hispano a Kennedy, un candidato demócrata de Massachusetts, superó uno de los mayores obstáculos de la época al voto de las minorías raciales. Cuando muchos establecimientos públicos todavía colgaban carteles que prohibían el paso a negros y mexicanos, cuando éstos aún debían pagar la llamada “tasa electoral” (poll tax) para votar, los bautizados como clubes ‘Viva Kennedy’ desafiaron las normas registrando a votantes en el Sur del país.El presidente demócrata sería precisamente el responsable de allanar el camino para las históricas leyes de Derechos Civiles (1964) y de Derecho a Voto (1965), que acabaría aprobando su sucesor. Centradas fundamentalmente en eliminar la discriminación que afectaba a millones de afroamericanos en todo el país, especialmente en los Estados sureños, los estadounidenses de origen mexicano también abogaron por eliminar medidas como las tasas electorales, un obstáculo de 1,5 dólares que impedía que muchos de ellos ejercieran su derecho a votar.Desde 1960, el voto de los hispanos se ha multiplicado hasta los 12.5 millones que se estima participaron en las últimas elecciones. Muchos han identificado la primera victoria de Obama, en 2008, como la primera muestra del poder hispano. Pero puede que Kennedy, casi medio siglo antes, supiera que su influencia solo acababa de empezar.
El primer presidente que reconoció el poder de los hispanos |
“Estoy muy contenta de estar en el gran Estado de Texas...” Así comenzó su discurso Jackie Kennedy en la noche del 21 de noviembre de 1963. Acompañaba al presidente en un acto celebrado por una de las organizaciones hispanas de Houston (Texas). “Me siento muy feliz de estar hoy aquí, pero para que quede totalmente claro, invito a mi esposa a que diga unas palabras también”. John Fitzgerald Kennedy, apenas 15 horas antes de morir, se había convertido en el primer presidente estadounidense en reconocieron la importancia del voto hispano.Sus palabras, recibidas con un fuerte aplauso y gritos de ¡Viva Kennedy! eran un agradecimiento a la campaña que hicieron a su favor los mexicanos desde Texas hasta California, contribuyendo a su victoria en 1960. Entonces, Kennedy perdió el respaldo de los electores blancos de Texas por 150.000 votos. El 85% de los texanos de origen mexicano, cerca de 200.000, compensaron esa pérdida ayudando a que el candidato demócrata venciera en un Estado clave para llegar a la Casa Blanca.Kennedy también venció en Nuevo México, California, Arizona e Illinois, pero tardaría tres años en reconocer la influencia de los votantes hispanos y el trabajo de numerosas organizaciones locales que, bajo mismo lema que escuchó la última noche de su vida, Viva Kennedy, recabaron votos para su campaña.La mayoría de esas asociaciones pertenecían a LULAC, La Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos, que apenas un mes antes de la visita del presidente demócrata ni siquiera se atrevía a soñar con su presencia en aquella ceremonia. Pero allí estuvo Kennedy y allí, rodeado por un grupo de mariachis, ofreció un breve discurso en el que habló de América Latina como un aliado para la paz y la prosperidad en el hemisferio.Los historiadores han bautizado aquella aparición como la primera ocasión en que un presidente de EE UU celebra el poder y la influencia del voto hispano en las elecciones. Desde 1960 hasta 2012, el grupo de población -y de votantes- de mayor crecimiento demográfico de las últimas décadas ha demostrado que su palabra puede decidir quién es el próximo inquilino de la Casa Blanca.Kennedy logró el 85% del voto mexicano-americano. Cuatro décadas después, un republicano de Texas, George W. Bush, sería el último candidato de su partido en llegar a la presidencia con un amplio respaldo de los hispanos, el 40%. Ese porcentaje ha sido marcado ya como la cifra mágica que deberá superar cualquier republicano para regresar a Washington. Obama lo ha puesto aún más difícil: su reelección se debe, en buena parte, al 70% de los hispanos que le dieron su voto.El respaldo hispano a Kennedy, un candidato demócrata de Massachusetts, superó uno de los mayores obstáculos de la época al voto de las minorías raciales. Cuando muchos establecimientos públicos todavía colgaban carteles que prohibían el paso a negros y mexicanos, cuando éstos aún debían pagar la llamada “tasa electoral” (poll tax) para votar, los bautizados como clubes ‘Viva Kennedy’ desafiaron las normas registrando a votantes en el Sur del país.El presidente demócrata sería precisamente el responsable de allanar el camino para las históricas leyes de Derechos Civiles (1964) y de Derecho a Voto (1965), que acabaría aprobando su sucesor. Centradas fundamentalmente en eliminar la discriminación que afectaba a millones de afroamericanos en todo el país, especialmente en los Estados sureños, los estadounidenses de origen mexicano también abogaron por eliminar medidas como las tasas electorales, un obstáculo de 1,5 dólares que impedía que muchos de ellos ejercieran su derecho a votar.Desde 1960, el voto de los hispanos se ha multiplicado hasta los 12.5 millones que se estima participaron en las últimas elecciones. Muchos han identificado la primera victoria de Obama, en 2008, como la primera muestra del poder hispano. Pero puede que Kennedy, casi medio siglo antes, supiera que su influencia solo acababa de empezar.
domingo, noviembre 17, 2013
VOTEMOS MICHELLE
VOTEMOS MICHELLE
Cuarenta años después del golpe militar que implantó en Chile la dictadura de Pinochet, el país se dispone a iniciar un nuevo capítulo de su historia.
Este domingo, las hijas de dos generales, dos amigos que se encontraron en bandos opuestos del golpe, se disputarán la presidencia.
Michelle Bachelet, expresidenta e hija del general Alberto Bachelet, que se opuso al golpe, compite con Evelyn Matthei, hija del general Fernando Matthei, que lo apoyó y dirigió la prisión en la que torturaron y mataron al anterior
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