TRELEW :
La Fuga que fue Masacre
La masacre de Trelew o los fusilamientos de Trelew consistió en el asesinato de 16 miembros de distintas organizaciones armadas peronistas y de izquierda, presos en el penal de Rawson, capturados tras un intento de fuga y ametrallados posteriormente por marinos dirigidos por el capitán de corbeta Luis Emilio Sosa. Los sucesos tuvieron lugar en la madrugada del 22 de agosto de 1972, en la Base Aeronaval Almirante Zar, una dependencia de la Armada Argentina próxima a la ciudad de Trelew, provincia del Chubut, en la Patagonia austral.
El 15 de octubre de 2012, el Tribunal Federal de Comodoro Rivadavia resolvió condenar a prisión perpetua a Emilio Del Real, Luis Sosa y Carlos Marandino como autores de 16 homicidios y tres tentativas, así como declarar a los crímenes cometidos de «lesa humanidad».
LA FUGA QUE FUE MASACRE
La historia tiene lugar en 1972, durante el gobierno del general Lanusse, que estaba en la mira terrorista. En esa época de muertes violentas y tensiones cotidianas, un grupo de guerrilleros es detenido y trasladado a aquella cárcel, considerada de máxima seguridad y con casi nulas posibilidades de escape. Sin embargo, varios de aquellos detenidos lograron su propósito de libertad y se refugiaron en Chile, en tanto que diecinueve presos fueron nuevamente arrestados y muertos una semana después en las puertas de sus celdas en una base de la Marina ubicada en Trelew.
LA MASACRE DE TRELEW
domingo, julio 26, 2015
sábado, julio 25, 2015
LA MELODIA DE DIOS (dos estilos)
LA MELODIA DE DIOS (dos estilos)
TAN BIONICA
https://youtu.be/txZw4iMtgJo
Todas las mañanas del mundo
y esta angustia barata
el reloj que amenaza y retrasa
y la falta que haces en la casa
Cada cosa que no decís
porque te esta haciendo daño
en el nombre de mi desengaño
a la noche te extraño, te extraño
Vivo como siempre desarmado sobre mí
Con vos es 4 de noviembre cada media hora
atrasaré las horas, horas, horas
Que algo te libre de las penas acompañadoras
cuando te sientas sola, sola sola
Toda tu mesita de luz
lleva el color de tu esencia
las mañanas exigen clemencia
la catástrofe que hizo tu ausencia
Cuando se libere mi alma
de tus ojos de encanto
cuando el frío no enfríe tanto
los domingos y jueves de espanto
Vivo como siempre desarmado sobre mí
Yo buscaré algún sol ahí
Con vos es 4 de noviembre cada media hora
atrasaré las horas, horas, horas
Que algo te libre de las penas acompañadoras
cuando te sientas sola, sola, sola
Cuando me faltes este otoño y se despinten solas
tus acuarelas todas, todas, todas
No quiero nada más sin vos, no quiero estar a solas
No quiero Barcelona dijo... -Hola
Atrasaré las horas, horas, horas
(atrasaré las horas, atrasaré las horas)
Atrasaré las horas, horas, horas
AGAPORNIS
https://youtu.be/kes19JC3Rro
TAN BIONICA
https://youtu.be/txZw4iMtgJo
Todas las mañanas del mundo
y esta angustia barata
el reloj que amenaza y retrasa
y la falta que haces en la casa
Cada cosa que no decís
porque te esta haciendo daño
en el nombre de mi desengaño
a la noche te extraño, te extraño
Vivo como siempre desarmado sobre mí
Con vos es 4 de noviembre cada media hora
atrasaré las horas, horas, horas
Que algo te libre de las penas acompañadoras
cuando te sientas sola, sola sola
Toda tu mesita de luz
lleva el color de tu esencia
las mañanas exigen clemencia
la catástrofe que hizo tu ausencia
Cuando se libere mi alma
de tus ojos de encanto
cuando el frío no enfríe tanto
los domingos y jueves de espanto
Vivo como siempre desarmado sobre mí
Yo buscaré algún sol ahí
Con vos es 4 de noviembre cada media hora
atrasaré las horas, horas, horas
Que algo te libre de las penas acompañadoras
cuando te sientas sola, sola, sola
Cuando me faltes este otoño y se despinten solas
tus acuarelas todas, todas, todas
No quiero nada más sin vos, no quiero estar a solas
No quiero Barcelona dijo... -Hola
Atrasaré las horas, horas, horas
(atrasaré las horas, atrasaré las horas)
Atrasaré las horas, horas, horas
AGAPORNIS
https://youtu.be/kes19JC3Rro
martes, julio 21, 2015
LA FLOR MAS BELLA
LA FLOR MAS BELLA
MEMPHIS LA BLUSERA
https://youtu.be/tPyIEDbadLg
https://youtu.be/wlu1zrqfffM
Ella
es la flor mas bella
vagando por las estrellas
brilla mas que el sol
baila
y se dibuja en la luna
cuando se pierde en la bruma
parece flotar
ella es de la tierra
de mujeres divinas
ella es argentina
como ella no hay
si llegara a besarte
con su boca de fuego
un loco deseo
te haría olvidar
todas las tristezas
y crueldades del mundo
en un solo segundo
de felicidad
Ella
es la flor mas bella
vagando por las estrellas
brilla mas que el sol
ADRIAN OTERO
https://youtu.be/Mym0eUZr354
ADRIAN OTERO ''La flor mas bella'' en vivo
Teatro LOS ANGELES 04.12.2010
Direccion : MARCELO LAMORTE
Produccion ejecutiva: IVAN GIMENEZ
Realizador: NICOLAS CORBALAN
Ing en sonido: DIEGO TRAVELLA
Produccion: AGUSTIN DAGATA
MEMBRILLO IDEAS AUDIOVISUALES- Mar del Plata
Memphis - La flor mas bella - Karaoke
MEMPHIS LA BLUSERA
https://youtu.be/tPyIEDbadLg
https://youtu.be/wlu1zrqfffM
Ella
es la flor mas bella
vagando por las estrellas
brilla mas que el sol
baila
y se dibuja en la luna
cuando se pierde en la bruma
parece flotar
ella es de la tierra
de mujeres divinas
ella es argentina
como ella no hay
si llegara a besarte
con su boca de fuego
un loco deseo
te haría olvidar
todas las tristezas
y crueldades del mundo
en un solo segundo
de felicidad
Ella
es la flor mas bella
vagando por las estrellas
brilla mas que el sol
ADRIAN OTERO
https://youtu.be/Mym0eUZr354
ADRIAN OTERO ''La flor mas bella'' en vivo
Teatro LOS ANGELES 04.12.2010
Direccion : MARCELO LAMORTE
Produccion ejecutiva: IVAN GIMENEZ
Realizador: NICOLAS CORBALAN
Ing en sonido: DIEGO TRAVELLA
Produccion: AGUSTIN DAGATA
MEMBRILLO IDEAS AUDIOVISUALES- Mar del Plata
Memphis - La flor mas bella - Karaoke
miércoles, julio 15, 2015
PADRE PEPE : JOSE MARIA DI PAOLA
PADRE PEPE : JOSE MARIA DI PAOLA
El 24 de marzo de 1980 monseñor Romero era asesinado en El Salvador por sus constantes denuncias sobre la matanza de campesinos por la dictadura de ese país.
José María Di Paola recibió la noticia con gran conmoción. Tenía sólo 18 años y estaba en el primer año del seminario. En las paredes de su habitación ya había indicios de la orientación que le daría a su trabajo: colgaba una foto del padre Carlos Mugica, el emblemático cura villero que cayó abatido por grupos paraestatales (luego Triple A) en 1974, con una versión del sermón de la montaña: Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Veintinueve años después, ya convertido en el padre Pepe, Di Paola podría haber corrido la misma (mala) suerte que sus dos referentes, cuando junto al Equipo de Sacerdotes para las Villas de Emergencia denunció una "despenalización de hecho" de las drogas y la actuación impune del narcotráfico en los barrios de emergencia de la ciudad de Buenos Aires.
Pepe se vio obligado a abandonar el intenso trabajo con los jóvenes de la villa 21-24, de Barracas, su lugar en el mundo, por una concreta amenaza de muerte de parte de una pandillas de narcos que se disputan ese territorio.
Entonces Di Paola cobró notoriedad mediática. Mucha gente se solidarizó con su situación y comenzó a descubrir la importancia de la obra que estaba desarrollando en el más grande de los asentamientos porteños, donde es respetado, querido, idolatrado. Fueron 13 años al frente de la parroquia de Caacupé: donde fue vecino, amigo, un tipo sencillo que con su bicicleta iba de punta a punta al servicio de quien necesitara un consejo, una bendición, una mano.
El barrio lo lloró cuando en diciembre de 2010 partió contra su voluntad y dos meses después llegó a Campo Gallo, una localidad de Santiago del Estero, en un pequeño exilio. Así lo llama: "pequeño exilio". Es que Pepe considera a la 21 su casa, el lugar adonde va a vivir de viejito.
José María Di Paola nació el 12 de mayo de 1962 en Burzaco. Es el mayor de los tres hijos de José y María, un médico y una ama de casa. Aunque no los aparenta, tiene 53 años, la mirada verde, cristalina y un desaliño que evoca austeridad, pero no dejadez. Lleva exactamente la mitad de su vida como sacerdote.
Creció en Caballito. Fanático de Huracán, pasaba las tardes jugando al fútbol en el Parque Centenario, donde hoy está la laguna artificial y antes había una canchita. "Era otro barrio, de casas bajas, ibas al almacén y te encontrabas con todo el mundo", recuerda. Cursó la primaria en el Colegio Benjamín Matienzo y dio examen para el secundario en dos escuelas: el Mariano Acosta y el Instituto Social Militar Dámaso Centeno. Un bochazo en el Acosta decretó su paso por el Centeno, en 1975. "De ahí salieron Charly García y Nito Mestre, ahí se formó Sui Géneris", se enorgullece. "Eso fue antes de que yo llegara, ellos son más viejos."
En esos años de violencia política, Pepe conoció al cura del colegio, Raúl el Pato Parrupato. Esa imagen de sacerdote cercano y comprometido con la juventud influyó mucho en su formación: "Quizá si hubiera sido un amargo, que no nos invitaba a ninguna actividad, ni se me hubiera ocurrido ser cura", arriesga hoy.
Parrupato acercó a Pepe al Seminario Mayor de Villa Devoto Inmaculada Concepción. "Hubo dos vertientes en mi vocación: trabajar con los jóvenes para ayudarlos a encontrar el sentido de la vida y la opción por los pobres, que surgió cuando estaba en el seminario."
Durante sus primeros años como sacerdote, Pepe fue palpando un fuerte proceso de descomposición social. Vivió los saqueos durante la hiperinflación de finales de los 80, la marginalización paulatina de las barriadas populares. El llamado a trabajar en las villas de emergencia era cada vez más fuerte. A finales de 1996, estaba en Mataderos, en la parroquia de San Pantaleón y cumplía algunas tareas solidarias en Ciudad Oculta.
Cuando se enteró de que el cura de la villa de Barracas dejaba vacante la parroquia de Caacupé, no lo dudó: "Me gustó el desafío porque ser párroco implicaba estar por mucho tiempo, hacer un trabajo a largo plazo. Me decían que la realidad en la 21 era complicada, muy dura, de mucha violencia. Entonces vi definitivamente unidas mis dos vocaciones: los jóvenes y los pobres".
Así arranca una historia cargada de mensaje, de amor al prójimo, sin vacilaciones: "El compromiso con los más pobres también es una forma de aprendizaje. Nosotros siempre vimos al pobre no sólo como alguien a quien debemos ayudar, sino del cual tenemos que aprender. Ésa es la diferencia. El pobre tiene mucho para enseñarnos. El que ayuda también crece espiritualmente".
Apenas desembarcó, Pepe encontró a la 21 dividida por pandillas que aún no se peleaban por la distribución de la droga, sino por simples rencores personales, cuestiones irresueltas entre sus habitantes. A la villa le pesaba el mote de la más violenta de la ciudad y su gente estaba desesperanzada. Él propuso ir al "fondo de la cuestión, a la fe, a la cultura" y organizó un viaje a Paraguay para traer una réplica de la Virgen de Caacupé.
El 23 de agosto de 1997 un colectivo con la réplica de la imagen llegó al barrio: miles de personas la esperaban en Iriarte y Luna, la entrada de la 21, una especie de vértice imaginario entre dos realidades que chocan violentamente. "Fue un antes y un después, una fiesta popular que se recuerda y se sigue celebrando como el día del cambio, y que coincidió con los diez años de la conversión en parroquia de lo que era una capilla", recuerda.
Por esta clase de acciones, el padre Pepe se ganó el corazón de sus pares en el Equipo de Sacerdotes para las Villas de Emergencia. El padre Lorenzo Toto de Vedia lo reemplazó como párroco de la Caacupé desde su partida hacia Santiago del Estero: "Desde que organizó ese viaje a Paraguay hubo una expansión solidaria y misionera impresionante", dice quien conoció a Pepe durante el seminario y trabajó con él muchos años, también en la villa 21, donde nada se detuvo con su ida. "Al contrario, el proyecto que inició sigue creciendo y esto se debe a su intuición pastoral", remarca, y no duda en calificarlo como "el hombre que supo actualizar el espíritu de Mugica a los desafíos y realidades de este nuevo milenio".
Hace dos años, desde el 2013 está en San Martín (regreso de Santiago del Estero) y ya inauguró más de cinco capillas que piensa como centros de prevención. Cuando llegó eran pocos los que lo conocían. Un mes después, Jorge Bergoglio fue elegido Papa.
Vive en el medio de la villa, en una pequeña pieza arriba de una capilla nueva. Para él, las villas bonaerenses son "invisibles".
REPORTAJE AL PADRE PEPE DI PAOLA
Argentina: Padre José María di Paola habla del Papa
El 24 de marzo de 1980 monseñor Romero era asesinado en El Salvador por sus constantes denuncias sobre la matanza de campesinos por la dictadura de ese país.
José María Di Paola recibió la noticia con gran conmoción. Tenía sólo 18 años y estaba en el primer año del seminario. En las paredes de su habitación ya había indicios de la orientación que le daría a su trabajo: colgaba una foto del padre Carlos Mugica, el emblemático cura villero que cayó abatido por grupos paraestatales (luego Triple A) en 1974, con una versión del sermón de la montaña: Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Veintinueve años después, ya convertido en el padre Pepe, Di Paola podría haber corrido la misma (mala) suerte que sus dos referentes, cuando junto al Equipo de Sacerdotes para las Villas de Emergencia denunció una "despenalización de hecho" de las drogas y la actuación impune del narcotráfico en los barrios de emergencia de la ciudad de Buenos Aires.
Pepe se vio obligado a abandonar el intenso trabajo con los jóvenes de la villa 21-24, de Barracas, su lugar en el mundo, por una concreta amenaza de muerte de parte de una pandillas de narcos que se disputan ese territorio.
Entonces Di Paola cobró notoriedad mediática. Mucha gente se solidarizó con su situación y comenzó a descubrir la importancia de la obra que estaba desarrollando en el más grande de los asentamientos porteños, donde es respetado, querido, idolatrado. Fueron 13 años al frente de la parroquia de Caacupé: donde fue vecino, amigo, un tipo sencillo que con su bicicleta iba de punta a punta al servicio de quien necesitara un consejo, una bendición, una mano.
El barrio lo lloró cuando en diciembre de 2010 partió contra su voluntad y dos meses después llegó a Campo Gallo, una localidad de Santiago del Estero, en un pequeño exilio. Así lo llama: "pequeño exilio". Es que Pepe considera a la 21 su casa, el lugar adonde va a vivir de viejito.
José María Di Paola nació el 12 de mayo de 1962 en Burzaco. Es el mayor de los tres hijos de José y María, un médico y una ama de casa. Aunque no los aparenta, tiene 53 años, la mirada verde, cristalina y un desaliño que evoca austeridad, pero no dejadez. Lleva exactamente la mitad de su vida como sacerdote.
Creció en Caballito. Fanático de Huracán, pasaba las tardes jugando al fútbol en el Parque Centenario, donde hoy está la laguna artificial y antes había una canchita. "Era otro barrio, de casas bajas, ibas al almacén y te encontrabas con todo el mundo", recuerda. Cursó la primaria en el Colegio Benjamín Matienzo y dio examen para el secundario en dos escuelas: el Mariano Acosta y el Instituto Social Militar Dámaso Centeno. Un bochazo en el Acosta decretó su paso por el Centeno, en 1975. "De ahí salieron Charly García y Nito Mestre, ahí se formó Sui Géneris", se enorgullece. "Eso fue antes de que yo llegara, ellos son más viejos."
En esos años de violencia política, Pepe conoció al cura del colegio, Raúl el Pato Parrupato. Esa imagen de sacerdote cercano y comprometido con la juventud influyó mucho en su formación: "Quizá si hubiera sido un amargo, que no nos invitaba a ninguna actividad, ni se me hubiera ocurrido ser cura", arriesga hoy.
Parrupato acercó a Pepe al Seminario Mayor de Villa Devoto Inmaculada Concepción. "Hubo dos vertientes en mi vocación: trabajar con los jóvenes para ayudarlos a encontrar el sentido de la vida y la opción por los pobres, que surgió cuando estaba en el seminario."
Durante sus primeros años como sacerdote, Pepe fue palpando un fuerte proceso de descomposición social. Vivió los saqueos durante la hiperinflación de finales de los 80, la marginalización paulatina de las barriadas populares. El llamado a trabajar en las villas de emergencia era cada vez más fuerte. A finales de 1996, estaba en Mataderos, en la parroquia de San Pantaleón y cumplía algunas tareas solidarias en Ciudad Oculta.
Cuando se enteró de que el cura de la villa de Barracas dejaba vacante la parroquia de Caacupé, no lo dudó: "Me gustó el desafío porque ser párroco implicaba estar por mucho tiempo, hacer un trabajo a largo plazo. Me decían que la realidad en la 21 era complicada, muy dura, de mucha violencia. Entonces vi definitivamente unidas mis dos vocaciones: los jóvenes y los pobres".
Así arranca una historia cargada de mensaje, de amor al prójimo, sin vacilaciones: "El compromiso con los más pobres también es una forma de aprendizaje. Nosotros siempre vimos al pobre no sólo como alguien a quien debemos ayudar, sino del cual tenemos que aprender. Ésa es la diferencia. El pobre tiene mucho para enseñarnos. El que ayuda también crece espiritualmente".
Apenas desembarcó, Pepe encontró a la 21 dividida por pandillas que aún no se peleaban por la distribución de la droga, sino por simples rencores personales, cuestiones irresueltas entre sus habitantes. A la villa le pesaba el mote de la más violenta de la ciudad y su gente estaba desesperanzada. Él propuso ir al "fondo de la cuestión, a la fe, a la cultura" y organizó un viaje a Paraguay para traer una réplica de la Virgen de Caacupé.
El 23 de agosto de 1997 un colectivo con la réplica de la imagen llegó al barrio: miles de personas la esperaban en Iriarte y Luna, la entrada de la 21, una especie de vértice imaginario entre dos realidades que chocan violentamente. "Fue un antes y un después, una fiesta popular que se recuerda y se sigue celebrando como el día del cambio, y que coincidió con los diez años de la conversión en parroquia de lo que era una capilla", recuerda.
Por esta clase de acciones, el padre Pepe se ganó el corazón de sus pares en el Equipo de Sacerdotes para las Villas de Emergencia. El padre Lorenzo Toto de Vedia lo reemplazó como párroco de la Caacupé desde su partida hacia Santiago del Estero: "Desde que organizó ese viaje a Paraguay hubo una expansión solidaria y misionera impresionante", dice quien conoció a Pepe durante el seminario y trabajó con él muchos años, también en la villa 21, donde nada se detuvo con su ida. "Al contrario, el proyecto que inició sigue creciendo y esto se debe a su intuición pastoral", remarca, y no duda en calificarlo como "el hombre que supo actualizar el espíritu de Mugica a los desafíos y realidades de este nuevo milenio".
Hace dos años, desde el 2013 está en San Martín (regreso de Santiago del Estero) y ya inauguró más de cinco capillas que piensa como centros de prevención. Cuando llegó eran pocos los que lo conocían. Un mes después, Jorge Bergoglio fue elegido Papa.
Vive en el medio de la villa, en una pequeña pieza arriba de una capilla nueva. Para él, las villas bonaerenses son "invisibles".
REPORTAJE AL PADRE PEPE DI PAOLA
Argentina: Padre José María di Paola habla del Papa
lunes, julio 13, 2015
CARLOS MUGICA (1930-1974)
Carlos Francisco Sergio Mugica Echagüe,
(Buenos Aires, Argentina, 7 de octubre de 1930 - 11 de mayo de 1974),
Fue un sacerdote y profesor argentino vinculado al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y a las luchas populares de la Argentina de las décadas de 1960 y 1970.
El apostolado de Mugica se caracterizó por su «opción preferencial por los pobres». La mayor parte de su labor comunitaria tuvo lugar en la Villa 31 de Retiro, donde fundó la parroquia Cristo Obrero.
Luego del retorno de Perón a la Argentina, Mugica tomó una postura crítica hacia la organización guerrillera Montoneros, en un creciente distanciamiento con su cúpula dirigente. El 7 de diciembre de 1973, expresó públicamente en una misa en conmemoración por la muerte de Fernando Abal Medina y Carlos Gustavo Ramus, dos de los fundadores de esa organización guerrillera:
«Como dice la Biblia, hay que dejar las armas para empuñar los arados.»
Como respuesta, la revista Militancia (número 38, página 48), órgano oficioso de Montoneros, condenó a Carlos Mugica el 28 de marzo de 1974, 43 días antes de su asesinato.
En la sección titulada «Cárcel del Pueblo», en la que regularmente se denunciaba a los «enemigos de la Revolución», se leía que Carlos Mugica trataba «de ser al mismo tiempo un conservador progresista, un oligarca popular, un cura humilde y bien publicitado, un revolucionario y defensor del Sistema», para concluir: «Por todo lo expuesto, quede Carlos Mugica preso en la Cárcel del Pueblo [...]».
La sola aparición en dicha sección, implicaba una velada amenaza de muerte por parte de esa organización armada.
Según Duarte, Mugica había calificado a Montoneros como la nueva burocracia porque le quitó al pueblo la alegría de festejar el triunfo peronista y que muchos montoneros son el antipueblo y que debido a sus palabras muchos jóvenes abandonaron el movimiento.
Debido a su "opción por los pobres" concretada en una activa militancia social y por su independencia política recibió críticas de todos los sectores; amenazas de muerte y diversos ataques e intentos de matarlo.
El 11 de mayo de 1974 fue emboscado cuando se disponía a subir a su auto Renault 4 azul estacionado en la puerta de la iglesia de San Francisco Solano de la calle Zelada 4771 en el barrio porteño de Villa Luro donde acababa de celebrar misa.
Falleció poco después, en el hospital Juan F. Salaberry del vecino barrio de Mataderos, a la edad de 43 años.
(Buenos Aires, Argentina, 7 de octubre de 1930 - 11 de mayo de 1974),
Fue un sacerdote y profesor argentino vinculado al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y a las luchas populares de la Argentina de las décadas de 1960 y 1970.
El apostolado de Mugica se caracterizó por su «opción preferencial por los pobres». La mayor parte de su labor comunitaria tuvo lugar en la Villa 31 de Retiro, donde fundó la parroquia Cristo Obrero.
Luego del retorno de Perón a la Argentina, Mugica tomó una postura crítica hacia la organización guerrillera Montoneros, en un creciente distanciamiento con su cúpula dirigente. El 7 de diciembre de 1973, expresó públicamente en una misa en conmemoración por la muerte de Fernando Abal Medina y Carlos Gustavo Ramus, dos de los fundadores de esa organización guerrillera:
«Como dice la Biblia, hay que dejar las armas para empuñar los arados.»
Como respuesta, la revista Militancia (número 38, página 48), órgano oficioso de Montoneros, condenó a Carlos Mugica el 28 de marzo de 1974, 43 días antes de su asesinato.
En la sección titulada «Cárcel del Pueblo», en la que regularmente se denunciaba a los «enemigos de la Revolución», se leía que Carlos Mugica trataba «de ser al mismo tiempo un conservador progresista, un oligarca popular, un cura humilde y bien publicitado, un revolucionario y defensor del Sistema», para concluir: «Por todo lo expuesto, quede Carlos Mugica preso en la Cárcel del Pueblo [...]».
La sola aparición en dicha sección, implicaba una velada amenaza de muerte por parte de esa organización armada.
Según Duarte, Mugica había calificado a Montoneros como la nueva burocracia porque le quitó al pueblo la alegría de festejar el triunfo peronista y que muchos montoneros son el antipueblo y que debido a sus palabras muchos jóvenes abandonaron el movimiento.
Debido a su "opción por los pobres" concretada en una activa militancia social y por su independencia política recibió críticas de todos los sectores; amenazas de muerte y diversos ataques e intentos de matarlo.
El 11 de mayo de 1974 fue emboscado cuando se disponía a subir a su auto Renault 4 azul estacionado en la puerta de la iglesia de San Francisco Solano de la calle Zelada 4771 en el barrio porteño de Villa Luro donde acababa de celebrar misa.
Falleció poco después, en el hospital Juan F. Salaberry del vecino barrio de Mataderos, a la edad de 43 años.
Oración del Padre Mugica
"Señor: Perdóname por haberme acostumbrado a ver que los chicos parezcan tener ocho años y tengan trece.
Señor: perdóname por haberme acostumbrado a chapotear en el barro. Yo me puedo ir, ellos no.
Señor: perdóname por haber aprendido a soportar el olor de aguas servidas, de las que puedo no sufrir, ellos no.
Señor: perdóname por encender la luz y olvidarme que ellos no pueden hacerlo.
Señor: Yo puedo hacer huelga de hambre y ellos no, porque nadie puede hacer huelga con su propia hambre.
Señor: perdóname por decirles 'no sólo de pan vive el hombre' y no luchar con todo para que rescaten su pan.
Señor: quiero quererlos por ellos y no por mí.
Señor: quiero morir por ellos, ayúdame a vivir para ellos.
Señor: quiero estar con ellos a la hora de la luz."
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