viernes, julio 10, 2015

LUIS ESPINAL CAMPS

"Me detuve aquí para saludarlos y sobre todo para recordar. Recordar a un hermano, un hermano nuestro, víctima de intereses que no querian que se luchara por la libertad de Bolivia"

El padre Espinal predicó el evangelio, y este evangelio molestó, por ello fue eliminado. 
Hagamos un minuto de silencio en oración y después rezaremos todos juntos”. 

“Que el Señor tenga en su gloria al padre Luis Espinal, que predicó el Evangelio, el Evangelio que nos trae la libertad y nos hace libres. Como a cada hijo de Dios, Jesús nos trae esta libertad. Y él ha predicado este evangelio"

 “Dale Señor el descanso eterno y brille para él la luz que no tiene fin”.

(Francisco , Julio 2015, en la ruta desde El Alto a La Paz))



Era el 21 de marzo de 1980 cerca a la medianoche , en La Paz,  Bolivia,  el padre Espinal salía del cine. Unos desconocidos le obligaron a entrar en un jeep. El sacerdote catalán fue torturado y asesinado.
El padre Luis Espinal había llegado a Bolivia en 1968, "cuando este país --y prácticamente en toda América Latina-- vivía una época de dictaduras, represión y violaciones de los Derechos Humanos", 

Allí se convierte en Lucho, como le llaman en Bolivia, y ejerciendo su trabajo como periodista y crítico de cine, "trabaja al servicio del pueblo boliviano, denunciando la dramática situación que se está viviendo, la represión militar y las consecuencias del narcotráfico", subrayan los jesuitas. "Su voz --añaden-- se hizo incómoda para muchos".  

Quiso la accidentada historia de América Latina que Espinal y el obispo salvadoreño Óscar Arnulfo Romero fueran asesinados con un margen de dos días: el primero el 22 y el segundo el 24 de marzo de 1980.


Luís Espinal apoyaba la democracia y las causas sociales. En esta foto marcha junto a mineros y gente de la industria fabril boliviana, en enero de 1979.

Nació en España en 1932 y murió torturado y asesinado en Bolivia en marzo de 1980.

"Sería una torpe Iglesia del silencio la que callase por miedo a perder el último resto de sus antiguos privilegios, si callase por cobardía y falsa prudencia. Por fidelidad a Cristo, la Iglesia no puede callar. Una religión que no tenga la valentía de hablar a favor del hombre, tampoco tiene derecho a hablar a favor de Dios"
(Lucho)

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