martes, julio 30, 2013

FELICIANO "MANUELITO" DIAZ DIAZ

La pobreza detrás de la canasta de un pequeño vendedor de dulces.
La historia de un niño indígena humillado en México por un funcionario público exhibe la situación de tres millones de infantes que trabajan en el país.

Un niño indígena que llora inconsolablemente mientras un funcionario público le obliga a tirar de una canasta los dulces que vendía, es la imagen que ha indignado a miles de personas en México por el trato que recibió el menor por parte de las autoridades. Sin embargo, no ha sido igual el repudio a las condiciones de pobreza que mantienen al pequeño y a tres millones de niños en México trabajando en las calles del país.


Feliciano "Manuelito" Díaz Díaz, de 10 años de edad, vendía dulces y cigarros en el centro de Villahermosa (Estado mexicano de Tabasco, al sureste del país) para pagar los útiles escolares del ciclo escolar que comienza en septiembre. Llegó a la ciudad a principios de julio procedente de Juan Chamula, en el vecino Estado de Chiapas, una comunidad perteneciente a la etnia tzotzil y donde las condiciones de alta pobreza obligan a sus habitantes a emigrar para trabajar. El niño salió por primera vez del pueblo acompañado de su abuela para visitar a su tía Gloria, una vendedora ambulante, que le ayudó a montar la canasta para llevar los dulces para vender.


El martes, Feliciano caminaba por las calles de Villhermosa con su canasta cuando Juan Diego López Jiménez, un funcionario del Ayuntamiento encargado de supervisar el comercio, lo detuvo y le pidió que tirara todos los dulces al suelo y le entregara tres cajetillas de cigarros que también ofrecía a la venta. El niño lloraba y se deshacía de la mercancía a regañadientes del funcionario mientras un transeúnte grababa con su teléfono móvil la escena que después circularía sin control por las redes sociales.

Los 36 segundos que dura el vídeo han sido suficientes para desatar durante varios días la indignación de miles de personas e iniciar un seguimiento mediático en la prensa nacional que poco habla sobre las condiciones del trabajo infantil en el país. Como el pequeño de diez años, en México unos tres millones de infantes, de entre 5 y 17 años, tienen que trabajar para cubrir algún gasto básico o para apoyar económicamente a sus familias, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México (INEGI). También como él, una cuarta parte de estos menores trabajadores lo hacen para pagar gastos relacionados con la escuela y un 20,7% logra trabajar en el comercio, principalmente informal.

Las estadísticas en México señalan que el trabajo infantil ocurre, como en el caso de Feliciano, con mayor frecuencia en los estados del sur y centro del país. El INEGI reconoce que la niñez indígena en América Latina es dos o hasta tres veces más vulnerable al trabajo infantil que el resto de los menores en la región. “La tasa de participación de los indígenas de 10 a 14 años alcanza el 90% y la mayor parte son trabajadores no remunerados, dada la tradición sociocultural que obliga a la realización de trabajo comunitario y familiar”, señala el módulo de trabajo infantil de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2011.

Como ha ocurrido en otros casos polémicos difundidos por Internet, donde han estado involucrados funcionarios públicos, la respuesta de las autoridades mexicanas ha sido consecuencia de las críticas ciudadanas. Juan Diego López Jiménez, el supervisor que humilló al chico ha sido cesado de su cargo y la Fiscalía de Tabasco ha abierto una investigación en la que lo acusa de abuso de autoridad y robo con violencia moral. Y Carmen Torres Díaz, una funcionaria municipal que acompañaba a López y observaba la escena sin objetar, ha sido acusada de omisión


28 de julio de 2013 Ciudad de México.- Feliciano "Manuelito" Díaz Díaz, el niño vendedor de dulces que fue maltratado por un funcionario tabasqueño, fue entregado a su mamá Andrea Díaz Pérez, por la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) de Tabasco.

La dependencia informó mediante un comunicado que el menor tzotzil fue llevado a Chiapas, de donde es originario, y entregado a las 11:21 horas de este domingo a su madre, quien acreditó su parentesco, así como los estudios del menor, que cursa el cuarto año de primaria.

La madre del niño, cuyo caso generó indignación nacional, informó que regresarán a su domicilio en el Paraje Romerillo del municipio de San Juan Chamula, Chiapas.

La entrega se realizó ante la presencia de visitadores de las delegaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) de Tabasco y Chiapas, así como del coordinador General CAMVI-DIF Tabasco, la Directora de Derechos Humanos de la PGJE Tabasco y del Fiscal Especializado en Justicia Indígena de la PGJE del vecino estado.

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