sábado, diciembre 12, 2009

DELTA DEL ORINOCO


"Bocas del Orinoco. Puertas, apenas entornadas todavía, de una región donde imperan tiempos de violencia y de aventura..."


"Bandadas de aves marinas que vienen del sur, rosarios del alba en el silencio lejano. Las aguas del mar aguantan el empuje del rio, y una cresta de olas fangosas corre a lo largo de la barra..."


"Destellos de aurora. Arreboles bermejos. Y eran verdes los negros manglares. De la tierra todavía somnolienta, hacia el mar despierto, con el ojo fulgido al ras del horizonte, continuan saliendo bandadas de pájaros. Los que madrugaron ya revolotean sobre aguas centellantes, los alcatraces grises, que nunca se sacian, las pardas cotúas, que siempre se atragantan, las blancas gaviotas voraces, del áspero grito, las negras tijeretas, de ojo certero en la flecha del pico..."


"A los macareos han llegado millares de garzas: rojas corocoras, chuzmitas azules, y las blancas, de toda blancura. Todas albean los esteros, llegando en bandadas de armonioso vuelo..."


"A trechos apenas divisábase alguna solitaria garza inmovil, como en espera de que acabase de surgir aquel mundo retardado. Caños dormidos de un laberinto silencioso, la soledad de las plantas era absoluta, en medio de las aguas cósmicas..."


"Acaban de pronto los bruscos maretazos de las aguas encotradas, los manglares se abren en bocas tranquilas, cesa el canto del sondaje, y comienza el maravilloso espectáculo de los caños del Delta..."


"Término fecundo de una larga jornada, que aún no se sabe donde empezó. El rio niño de los alegres regatos, el rio joven de los alardosos escarceos, y de los pequeños raudales, el rio macho de los iracundos bramidos, ya viejo y majestuoso sobre el vértice del Delta, reparte sus caudales, y despide a sus hijos, hacia la gran aventura del mar..."


"Son los brazos robustos reventando chubascos, los caños audaces que se marchan decididos, los adolescentes, todavía soñadores, que avanzan despacio, y los caños niños que se quedan dormidos entre los verdes manglares..."


"Término sereno, como el acabar de toda grandeza, ya próximo el mar inevitable, el Orinoco del Delta..."


"Verdes, y al sol de la mañana, y flotantes sobre aguas espesas de limos, cual la primera vegetación de la Tierra, al surgir del océano de las aguas totales. Verdes nuevos, y tiernos, como lo más verde, de la porción más tierna, del retoño más nuevo, aquellos islotes de manglares y borales, componían un paisaje inquietante, sobre el cual reinara todavía, el primaveral espanto, de la primera mañana del Mundo..."


"Ya declinaba la tarde. Detrás de las costas del rio, los hondas lejanías de las tierras llanas, y arriba, la mágica decoración de la puesta del Sol. Celajes de oro y lagos de sangre, y lluvias de fuego por entre nubarrones sombríos. Y debajo de la pompa dramática de ésos fulgores, ancho, majestuoso, resplandeciente: Orinoco pleno!, Orinoco grande!... "


Extractos de la novela "CANAIMA" (1935), de Rómulo Gallegos.

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