viernes, agosto 19, 2005

UN GRAN DOLOR- en Condorcanqui

En Condorcanqui, Amazonas.... un gran dolor


Toda muerte es dolorosa, más aun si toca nuestras puertas. Sin embargo, hay algunas que, aunque les suceda a extraños igual no dejan de conmovernos.

Esto es lo que me sucede con la desaparición física del médico Manuel Lagos Arrieta, el enfermero Marcelo Huamán Carranza, el obstetra Juan Carlos Espinar Blondet y la técnica Gladys Salazar Abad, compañeros de trabajo que encontraron una muerte inexplicable y absurda mientras desarrollaban labores de salud en el medio de las espesuras de la selva de Condorcanqui, en Amazonas

Lo más probable es que nunca sepamos exactamente lo que sucedió hace 15 días cuando se notifico su desaparición. Las hipótesis abundan. Comunidades awajun (mal llamadas aguarunas) para algunos, traficantes de amapola para otros. Lo que si parece ser cierto es que nuestros colegas fueron victimas del (des)encuentro de dos mundos, espacio en donde gobiernan los códigos de desconfianza, miedo e ignorancia mutuos. Solo basta rememorar la muerte, igual de dolorosa, de los periodistas en Uchuraccay como un funesto antecedente de este desencuentro ancestral. Sin embargo, la explicación socio – antropológica no solo parece, en esto momentos, extraña y artificial, sino inútil.

Hoy lo que podemos hacer es resaltar su entrega, su sacrifico y su vocación de servicio.

He trabajado muchos años vinculado a los temas de la salud pública y he sido testigo de las enormes capacidades humanas existentes en el sector salud. Aunque dolorosa, la perdida de nuestros colegas es una muestra de la misma.


Por ellos y ella, aunque muy poco, pido solo un minuto de silencio.

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