lunes, junio 06, 2011

LA PROMESA DE LA VIDA PERUANA

LA  PROMESA DE LA VIDA PERUANA

Los enemigos de la promesa son : los podridos, los congelados y los incendiados ...

La Promesa de la Vida Peruana es un ensayo escrito por Jorge Basadre en 1943. En noviembre de 1978, Basadre vuelve sobre el mismo texto en un apéndice titulado "Algunas Reconsideraciones Cuarentisiete años después" que aparece en la reproducción facsimilar de la Primera Edición de 1931 de Perú: Problema y Posibilidad. He aquí el texto de 1943:

"(…) Ninguna de nuestras soluciones nos vendrá, pues, cocida y masticada de otros países, aunque sean hermanos, primos o prójimos. Y, sobre todo, nada se podrá hacer a fondo si al país no le conmueve la conciencia de sí, si no afirma en esta hora feroz su querer existencial nacional. Por eso, la promesa de la vida peruana atañe a la juventud para que la reviva, a los hombres de estudio en sus distintos campos para que la conviertan en plan, a la opinión pública en su sector conciente para que la convierta en propósito.

(...) Porque la promesa de la vida peruana sentida con tanta sinceridad, con tanta fe y con tanta abnegación por próceres y tribunos, ha sido a menudo estafada o pisoteada por la obra coincidente de tres grandes enemigos de ella: los Podridos, los Congelados y los Incendiados.
Los Podridos, han prostituido y prostituyen palabras, conceptos hechos e instituciones al servicio de sus medros, de sus granjerías, de sus instintos y de sus apasionamientos.
Los Congelados se han encerrado dentro de ellos mismos, no miran sino a quienes son sus iguales y a quienes son sus dependientes, considerando que nada más existe.
Los Incendiados se han quemado sin iluminar, se agitan sin construir.

Los Podridos han hecho y hacen todo lo posible para que este país sea una charca; los Congelados lo ven como un páramo; y los Incendiados quisieran prender explosivos y verter venenos para que surja una gigantesca fogata.

Toda la clave del futuro está allí: que el Perú escape del peligro de no ser sino una charca, de volverse un páramo o de convertirse en una gigantesca fogata. Que el Perú no se pierda por la obra o la inacción de los peruanos."
(Basadre, Jorge. La Promesa de la Vida Peruana. Lima, Editorial Mejía Baca; julio 1958; pp. 50-51).

En el Apéndice, fechado en noviembre de 1978, Basadre se reafirma en aquello que había escrito en 1943 (pp. 414-415), agregando:

"A pesar de todo, sin embargo, y por encima de las desgracias que puedan venir por más horrendas que sean, seguimos creyendo en lo que modestamente llamáramos desde 1941 "la promesa de la vida peruana". Concepto que alguna relación tiene con lo que Ernest Bloch definió en 1959, "como el principio esperanza" en el libro de ese título en el que explicó que el hombre ha vivido siempre en la prehistoria y que el verdadero génesis está al final y no al principio" (Basadre Jorge. Perú: Problema y Posibilidad. Lima; Studium; 5ta. Edición, 1987; p. 415).

Más interesante aún -y quizás, más hermoso-, es lo que escribe al final del capítulo primero ("El sentido de la Historia Peruana") de la obra de 1931. Es una cita que definitivamente adquiere gran actualidad porque nos sitúa en una encrucijada, en la imperiosa necesidad de tomar una opción:

"Quienes únicamente se solazan con el pasado, ignoran que el Perú, el verdadero Perú es todavía un problema. Quienes caen en la amargura, en el pesimismo, en el desencanto, ignoran que el Perú es aún una posibilidad. Problema es, en efecto y por desgracia el Perú; pero también, felizmente, posibilidad." (Basadre, Jorge; "Perú: Problema y Posibilidad"; op.cit. p. 7)


"Uno de los más fascinantes y menos estudiados asuntos que la historia social ofrece entre nosotros, es el que atañe a las élites.
Un país no es sólo pueblo. El pueblo suministra la base telúrica, la unidad histórica, el complejo sociológico, la estructura económica, la materia prima humana, que son los cimientos de un país. Ahí no queda, por lo demás, su aporte. Él se manifiesta también mediante un conjunto de urgencias y de aspiraciones quizás confusas, de posibilidades y de necesidades a veces mutiladas, de empresas y de esperanzas siempre latentes. No es, por lo tanto, su contribución una simple carga del pasado. Pero si ese país quiere desempeñar una función activa en el mundo, necesita algo más que una masa. Necesita mando. En épocas y en ambientes donde primó la tradición, ese mando partió de la aristocracia de la sangre. Error profundo suponer, sin embargo, que sólo esos aristócratas por herencia mandaron. Siempre mandó alguien. En las épocas más revueltas emergieron jefes improvisados, seguramente los que evidenciaron mayor audacia, valentía o decisión. Y democracia no quiere decir que nadie gobierne, sino que el pueblo escoge a sus propios dirigentes por medio del sufragio, para un tiempo corto y con poderes limitados, seleccionándolos según los partidos políticos a los que pertenecen. No hay nada reaccionario, pues, en esta teoría del necesario mando."
(Basadre, Jorge. La Promesa de la Vida Peruana. Lima)
http://www.constructoresperu.org/html/modulo_introductorio/mod_intro_PDF/La_promesa_de_la_vida_peruana_BASADRE.pdf

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